– por Victoria Lagos

Uno tiene distintas formas de transitar, una desde la inercia y otra desde el corazón.

La inercia tiene la deslumbrante capacidad de agotar, agota nuestra energía y, con ella, nuestros sentidos. La inercia que nos desconecta de la experiencia real y presente, que adormece nuestros sentidos y nos hace vivir una realidad en piloto automático.

Muchas veces nos preguntamos: ¿hay forma de no vivir por inercia en esta modernidad en la cual estar automatizados parece ser la única opción posible? 

Estar presentes desde el corazón y dejar que el corazón nos guíe en el proceso de existir hace que la inercia se convierta en una energía reciclable. Es posible reacomodar nuestra escala de valores y cultivar la presencia del corazón en cada cosa que hago, esto permite vivir con simpleza, permite vivir con hondura.