Algunos recuerdan con añoranza su infancia y adolescencia; anhelan volver a esos tiempos de juego y libre de preocupaciones.

Algunos otros, solo miran hacia el futuro. Están abocados únicamente al proyectar y planificar, para salir de la “monotonía” y poder alcanzar lo extraordinario.

 

La mente es un recurso poderosísimo. Pero estar anclados al tiempo, solo nos aleja de la posibilidad de vivir.

Podemos recorrer el planeta entero, viajar por todos los continentes y caminar por todas las playas y montañas. Podemos cambiar de trabajo, de opinión, de pareja, de casa, pero al final del día, después de tanto camino recorrido, siempre tendremos que volver a nuestro verdadero hogar; Parar. Quietud. Ser silencio, y poder conectar con lo que está sucediendo en este momento.

«Donde sea que vivamos y hagamos lo que hagamos, ¿es posible acaso que por un solo instante hallemos cómo descansar nuestro cuerpo y cómo apaciguar nuestro corazón?» – Kamo no Chomei