En donde el sufrimiento fue el punto de partida, y también el que puso en marcha un motor generador de cambios; un proceso gradual y para nada fácil de transitar.
«Es en la práctica en lo único que confío.»
Descubrí, experiencialmente, el potencial que somos, y como todo un abanico de posibilidades se despliega cuando uno se decide determinadamente a entregarse ante todo lo que está sucediendo.
Cada relación, cada amistad, cada charla, cada proceso de enfermedad y dolor, están acompañadas de una calidad de atención comprensiva y amorosa.
En donde todos los distintos planos de nuestra vida, van quedando impregnados de un presente consciente. Una vivencia cargada de sentido.
Para sanar, debemos recibirnos como humanos que somos. Y el proceso de humanización, es el desafío más difícil que una persona puede llegar a concebir.
– Fernando Contona
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