Mi nombre es Paula, tengo 36 años y estoy cursando el 3er año de formación en la transmisión con Clara Badino.

  Les quería compartir mi experiencia con el Mindfulness:
Nací en una familia tradicional, sin mayores problemas económicos, no tuve dificultades de salud importantes, sin embargo, la forma de relacionarme con la vida fue complicada.
Soy de esas personas que consideraba que tenía todo para ser feliz y sin embargo no me sentía plena, algo siempre faltaba para alcanzar ese estado ideal.

La ansiedad de esa búsqueda interminable me llevó a conocer diversas terapias y sobre todo se tradujo en cambiantes estados anímicos y subas y bajadas de peso constantes que impedían que yo pudiera tener una vida normal.

En 2015 conocí por internet un programa de alimentación consciente, basado en Mindfulness, que llevaba a cabo un médico que se había formado en Visión Clara.
Para mi esa experiencia fue un nuevo comienzo. Un despertar. Hubo en particular un audio que hice que me “rompió la cabeza”.

La búsqueda incesante se convirtió en un des-cubrir

(el guión no es un error de tipeo, el proceso fue el de quitar velos, de poder contactar con aquello que estaba cubierto).

Pasado un tiempo, la práctica pasó al olvido. Las mejoras habían sido significativas y como sucede por lo general cuando uno se siente bien,
trata de olvidar por todo eso desagradable por lo que pasó. Gradualmente, se volvieron a instalar algunos de los viejos condicionamientos.

La vida fue pasando, hubo cambios de trabajo, de pareja, mudanzas.
Unos años más tarde, volvía a casa de una consulta con una psiquiatra con una bolsita llena de muestras de pastillas de varios colores.
Lloré mucho ese día y decidí volver a lo que en algún momento me había hecho bien. Llamé a Visión Clara y a la semana siguiente empezaba el Programa de 8 encuentros con Francisco. Me dejé guiar por ese maestro sabio que todos tenemos dentro y no siempre escuchamos.

De a poco la práctica fue enraizando, el cristal con el que percibía la realidad y la organización de la mente fue cambiando.

Me relaciono diferente con lo que es. Por supuesto, con mente de principiante y encontrándome muchas veces repitiendo patrones que al menos puedo ver e intencionar para desarmar.
Si me preguntan por los beneficios de la práctica, todo lo que leo me parece superficial comparado con lo que siento que cambió en mi vida.
No me importa saber de la evidencia científica cuando observo cómo se fueron sucediendo los avances en el trabajo con la psicóloga desde que practico (aclaro que tengo años de terapia encima y nunca pude trabajar con tanta profundidad como cuando me fui adentrando en la práctica).

No me importa lo que dicen los libros, si puedo vivir la vida con intensidad, conectada con lo que siento.

Mente y cuerpo integrados sintiendo con plenitud y agradeciendo (imposible de poner en palabras) la abundancia del momento presente.